El actual conflicto en Gaza ha desencadenado una ola de protestas propalestinas en las universidades estadounidenses, y la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York se ha convertido en el epicentro del movimiento.
Los estudiantes exigen que sus instituciones se deshagan de empresas e individuos con vínculos con Israel, lo que genera enfrentamientos con autoridades, grupos de protesta rivales e incluso administraciones universitarias.
La chispa en Columbia:
El 17 de abril de 2024, un grupo de estudiantes de Columbia erigió un campamento de protesta en el jardín oeste, defendiendo los derechos de los palestinos e instando a la universidad a romper los vínculos financieros con entidades que consideraban que apoyaban la guerra en Gaza.
Al día siguiente, el presidente de la universidad, Minouche Shafik, autorizó a la policía de Nueva York a despejar el campamento, lo que provocó más de 100 arrestos y provocó indignación en todo el país.
Esta acción trazó paralelismos con la historia de protestas de la universidad durante la guerra de Vietnam y el apartheid en Sudáfrica, y muchos criticaron a la administración por su postura aparentemente hipócrita.
Escalada y enfrentamientos:
En respuesta a los arrestos y la negativa de la universidad a satisfacer sus demandas, las protestas se intensificaron.
Los estudiantes ocuparon Hamilton Hall, un edificio académico, y lo rebautizaron como “Hind's Hall” en honor a una niña palestina de seis años asesinada en Gaza.
Esto dio lugar a nuevos enfrentamientos con la policía de Nueva York, que, con la autorización de la universidad, llevó a cabo una redada utilizando dispositivos aturdidores y finalmente arrestó a unas 300 personas.
Movimiento Nacional:
Las acciones de Columbia catalizaron una ola de protestas de solidaridad en todo Estados Unidos, con estudiantes de docenas de universidades instalando campamentos y exigiendo desinversiones.
Los arrestos y enfrentamientos con las autoridades se convirtieron en un tema recurrente, con incidentes reportados en la UNC Chapel Hill, donde se cancelaron clases, y en la Universidad Estatal de Florida, donde al menos cinco manifestantes fueron arrestados.
En UCLA, grupos pro palestinos y pro israelíes se enfrentaron violentamente, lo que provocó la intervención del Departamento de Policía de Los Ángeles.
Reacciones y ramificaciones políticas:
Las protestas provocaron fuertes reacciones de figuras políticas. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, condenó la ocupación de Hamilton Hall y destacó la importancia de la libertad de expresión, al tiempo que subrayó que no se toleraría la violencia ni la destrucción.
La representante Alexandria Ocasio-Cortez criticó el uso de la fuerza policial e instó al alcalde Adams a reducir la situación.
El presidente Joe Biden condenó el “feroz aumento del antisemitismo” y expresó su apoyo a las protestas pacíficas, pero criticó la toma por la fuerza de edificios.
El expresidente Donald Trump calificó las protestas de “terrorismo” y las comparó con los disturbios de Charlottesville y el ataque al Capitolio del 6 de enero.
Diversidad en respuesta:
Si bien algunas universidades emplearon la fuerza para sofocar las protestas, otras adoptaron un enfoque diferente.
La Universidad de Brown acordó realizar una votación sobre la desinversión a cambio de la disolución del campamento.
De manera similar, la Universidad Northwestern llegó a un acuerdo que permitía una presencia limitada en las protestas.
Estas respuestas contrastantes resaltan las complejidades de navegar por la libertad de expresión, el activismo estudiantil y el clima político altamente cargado que rodea el conflicto entre Israel y Gaza.
La incertidumbre acecha:
A medida que los estudiantes entran en la semana de exámenes finales y se acercan las ceremonias de graduación, el futuro del movimiento de protesta sigue siendo incierto.
Mientras las universidades adoptan posturas diversas y la presión política aumenta, la situación continúa evolucionando.
Ya sea que las protestas conduzcan a cambios tangibles en las políticas universitarias o simplemente se desvanezcan con el final del año académico, sin duda han iniciado una conversación nacional sobre el conflicto entre Israel y Gaza y el papel del activismo estudiantil en la configuración del discurso público.