Alrededor de 207 personas, entre ellas decenas de extranjeros, fueron asesinadas por una serie de ocho explosiones de bombas devastadoras que arrasaron el domingo en hoteles de alto nivel e iglesias que celebraban servicios de Pascua en Sri Lanka.
El primer ministro, Ranil Wickr, condenó los ataques, -el peor acto de violencia desde el fin de la guerra civil de Sri Lanka hace una década-, y los calificó como “cobarde”, mientras que el gobierno impuso un toque de queda inmediato e indefinido en todo el país de 21 millones de personas.
Las poderosas explosiones, seis en rápida sucesión y luego dos horas más, dejaron cientos de heridos y causaron devastación, incluso en el famoso Santuario de San Antonio de la capital, una histórica iglesia católica.
Al menos dos de las explosiones fueron llevadas a cabo por terroristas suicidas, según fuentes policiales y un oficial de hotel.
El vocero de la policía, Ruwan Gunasekera, dijo que el número de muertos había aumentado a por lo menos 207, con más de 450 personas heridas y que tres personas habían sido arrestadas.
Ravinatha Aryasinha, secretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo a los reporteros que había 27 cuerpos de presuntos ciudadanos extranjeros en el Hospital Nacional de Colombo.
Un funcionario policial dijo anteriormente que 35 extranjeros se encontraban entre los muertos y fuentes hospitalarias dijeron que habían matado a ciudadanos británicos, holandeses y estadounidenses, y que también había heridos británicos y japoneses. Un portugués y dos ciudadanos chinos se encontraban entre los muertos, informaron agencias de noticias en sus países.
Fuente: AFP
Foto: Chamila Karunarathne/Anadolu Agency/Getty Images
Oficiales inspeccionan la iglesia de San Sebastián después de las múltiples explosiones ocurridas en iglesias y hoteles en Sri Lanka, 21 de abril del 2019.
