Un muelle en medio de la devastación: entrega de ayuda a una Gaza sitiada

Estados Unidos ha completado la construcción de un muelle flotante de 320 millones de dólares frente a la costa de Gaza, con el objetivo de canalizar ayuda humanitaria crucial al asediado enclave palestino. 

El muelle, anclado en la playa justo al sur de la ciudad de Gaza, comenzó a funcionar el viernes y entregó su primer envío de suministros que se necesitaban desesperadamente. 

Este ambicioso proyecto, iniciado por el presidente Joe Biden en marzo, se produce en medio de una terrible crisis humanitaria en Gaza, exacerbada por la actual campaña militar de Israel contra Hamás.

El viaje de la ayuda comienza en Chipre, donde se somete a un control meticuloso antes de ser cargada en buques comerciales. 

Luego, estos barcos navegan hacia una gran plataforma flotante anclada a varias millas de la costa de Gaza. 

Buques militares estadounidenses más pequeños, capaces de transportar hasta 15 camiones, transportan las paletas de ayuda desde la plataforma hasta el muelle. 

Finalmente, los camiones recorren la calzada de 550 metros y entregan la ayuda a un centro de clasificación en tierra, donde la ONU supervisa su distribución dentro de Gaza.

Esta ruta marítima, oficialmente conocida como Joint Logistics Over-The-Shore (JLOTS), está destinada a complementar, no reemplazar, las entregas terrestres de ayuda. 

Sin embargo, las rutas terrestres hacia Gaza, incluido el cruce crucial de Rafah con Egipto y el cruce de Kerem Shalom con Israel, han estado plagadas de cierres y ataques.

El cruce de Rafah, tomado por las fuerzas israelíes como parte de su ofensiva terrestre, ha estado cerrado durante casi dos semanas, cortando la arteria principal para la ayuda a Gaza.

Israel también cerró el cruce de Kerem Shalom después de que un ataque de Hamas matara a cuatro soldados israelíes, aunque desde entonces lo ha reabierto junto con otro cruce, el Erez Occidental. 

Sin embargo, los convoyes de ayuda que viajan por rutas terrestres han sido atacados tanto por colonos israelíes como por grupos militantes, lo que genera serias preocupaciones sobre la seguridad de los trabajadores humanitarios.

En reacción a estos desafíos, Vedant Patel, portavoz adjunto principal del Departamento de Estado de Estados Unidos, reconoció la urgencia de la situación durante una rueda de prensa.

Enfatizó que Estados Unidos estaba “profundamente preocupado por los informes que indican un empeoramiento de las condiciones y una hambruna inminente en Gaza”. 

Reiteró el llamado de Estados Unidos para que se abran los cruces terrestres y afirmó: “Israel necesita hacer más para proporcionar urgentemente un acceso sostenido y sin obstáculos para que la asistencia humanitaria entre tanto en el norte como en el sur de Gaza”.

La situación en Gaza ha llegado a un punto crítico. 

Los funcionarios de salud locales estiman que más de 35.000 personas han muerto desde que Israel lanzó su ofensiva el 7 de octubre de 2023, tras los ataques de Hamás que mataron a unas 1.200 personas en Israel y dieron lugar a la captura de aproximadamente 250 rehenes. 

El jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths, ha emitido una dura advertencia: la hambruna se ha convertido en una amenaza inmediata en Gaza.

Para aumentar la complejidad de la situación, Sudáfrica ha presentado un procedimiento ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de cometer genocidio contra los palestinos en Gaza. Israel ha negado con vehemencia estas acusaciones.

A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por facilitar la entrega de ayuda a través del nuevo corredor marítimo, muchos siguen siendo críticos con el proyecto. 

Algunos argumentan que es una distracción costosa y complicada de la solución más simple: presionar a Israel para que abra cruces terrestres y asegure los convoyes de ayuda. 

Sarah Schiffling, subdirectora del Instituto HUMLOG de Finlandia, reconoció el potencial de la ruta marítima como complemento, pero enfatizó que “no puede reemplazar el acceso por carretera”.

Además, el sistema JLOTS enfrenta numerosos desafíos logísticos y de seguridad. 

La operación es vulnerable al mal tiempo y requiere mares en calma para una operación eficiente. 

Cada paso adicional en el proceso de entrega de ayuda también aumenta tanto el costo como el riesgo, particularmente para los trabajadores humanitarios que operan en un entorno volátil.

Si bien el nuevo muelle ofrece un rayo de esperanza en medio de la devastación en Gaza, está claro que una solución duradera requiere un enfoque multifacético. 

Estados Unidos enfrenta la compleja tarea de equilibrar su compromiso con la seguridad de Israel con la urgente necesidad de aliviar el sufrimiento humano en Gaza. 

En última instancia, una solución sostenible reside en abordar las causas profundas del conflicto y lograr una paz duradera en la región.

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