Alrededor de un cuarto de millón de checos se reunieron en el 30 aniversario de la Revolución de Terciopelo que puso fin a décadas de gobierno comunista en el país para darle un ultimátum al primer ministro Andrej Babis: vender su negocio o renunciar a su trabajo.
Manifestantes de toda la República Checa asistieron a la manifestación del sábado, la segunda protesta masiva que se opone a Babis en el parque Letna, escenario de reuniones masivas en 1989 que contribuyeron en gran medida a la caída del comunismo.
La policía estimó que unas 250,000 personas asistieron a la manifestación.
Los manifestantes ven al multimillonario populista y su aliado, el presidente pro-ruso Milos Zeman, como una amenaza para la democracia. Le han dado a Babis una fecha límite del 31 de diciembre para deshacerse de su negocio y su imperio mediático o renunciar.
“No nos rendiremos hasta que te hayas ido”, dijo Mikulas Minar, un estudiante que suspendió sus estudios para dirigir un grupo llamado Million Moments for Democracy que organiza las manifestaciones contra Babis.
Babis tuvo que transferir la propiedad de sus negocios que incluye un conglomerado de unas 250 empresas y dos periódicos importantes a dos fondos fiduciarios en febrero de 2017.
Pero sus críticos, incluida Transparencia Internacional, dicen que aún mantiene el control y que un informe preliminar de la Unión Europea filtrado a los medios concluyó lo mismo, diciendo que Babis está en condiciones de influir en los subsidios de la UE que reciben las empresas.
Babis niega haber actuado mal y dice que no hay razón para que renuncie.
“Es genial que la gente pueda expresar su opinión y nadie los persiga y los ataque”, dijo Babis.
Foto:(AP Photo/Petr David Josek)
La gente participa en una gran protesta antigubernamental en Praga, República Checa, el sábado 16 de noviembre de 2019.
