Recordando a Altagracia Pérez Pytel: Un homenaje a la autora de "A Mitad del Sendero"
En el aniversario de su fallecimiento, el mundo literario dominicano recuerda a Altagracia Pérez Pytel, periodista, escritora y fundadora de Terradealti.com, cuya singular y potente voz sigue resonando en las páginas de su obra.
Aunque solo dejó un libro publicado, su legado es el de una “escritora necesaria” que dio voz a los silenciados y transformó el dolor en arte profundo.
DE SANTIAGO RODRÍGUEZ AL MUNDO
Altagracia del Carmen Pérez Almanzar nació en Santiago Rodríguez, provincia de la Línea Noroeste de República Dominicana, donde, “lo rural no es un adjetivo, sino una forma de ser”,
como bien dice un homenaje reciente que le rindiera la Alianza Cibaeña en su página de Facebook.
Este origen germinó su visión narrativa, imbuyéndola de una profunda conexión con la tierra y su gente, en particular con los marginados.
Su espíritu naturalista y la resiliencia de su comunidad se convertirían en la base de su sensibilidad literaria.
Su trayectoria intelectual la llevó desde estudiar Secretariado Ejecutivo en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) hasta obtener la licenciatura en Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
También se sumergió en el inglés en el Centro Cultural Dominico Americano, convirtiéndose, en esencia, en una mujer que conecta culturas e idiomas.
Esta doble formación en lengua y periodismo perfeccionó la mirada crítica y la ética profesional que definirían ambas carreras.
EL SURGIMIENTO DE UNA VOZ PODEROSA
Antes de que su nombre se convirtiera en sinónimo de su premiado libro, los cuentos de Altagracia ya se estaban incluyendo en antologías esenciales de la literatura dominicana contemporánea, como Para Matar la Soledad (2000), La Creación Interiorista (2001) y la innovadora Safo: Antología de jóvenes poetas dominicanas (2004).
El año 2007 marcó un punto de inflexión. Su talento fue reconocido formalmente al ganar el Primer Lugar en la categoría de cuento del prestigioso XII Concurso Literario Alianza Cibaeña.
El premio, entregado por Carlos Fernández Rocha y Jhonny Guerrero el 27 de septiembre de 2007, fue para la colección de relatos que formarían el núcleo de su libro, A Mitad del Sendero.
Los jurados Carlos Fernández, Eugenio Camacho y Luis Martín Gómez habían identificado una voz a la vez cruda y magistralmente controlada.
A MITAD DEL SENDERO: UN LEGADO SINGULAR
Siete años después, el 26 de noviembre de 2014, se lanzó oficialmente A Mitad del Sendero.
El evento, celebrado en la Sala Dr. Carlos Dobal del Ateneo Amantes de la Luz en Santiago y presentado por Carlos Burgos, fue una celebración de una obra literaria que se forjó durante años.
Publicado por Ediciones Juguete de Madera y editado por su amigo y colega escritor Máximo Vega, el libro fue su declaración definitiva. Vega lo calificó como “uno de los mejores libros de cuentos escritos por una mujer dominicana de su generación”, durante una entrevista en Facebook.
Asimismo, Vega destacó que Altagracia Perez es una de las autoras dominicanas más antologadas de su generación.
Críticos y lectores quedaron cautivados. En un artículo de 2015 para Listín Diario, el escritor Puro Tejada M. describió a Altagracia como una de las “grandes testigos de su tiempo”, elogiando su capacidad para crear un “interesante fresco narrativo”.
Destacó la doble dinámica del libro: una primera parte de descripciones difusas y poéticas, y una segunda de aguda precisión periodística que perfilaba a los personajes.
Máximo Vega, autor del prólogo, comparó su calidad poética con la del legendario Juan Rulfo, al tiempo que enfatizó que su estilo era completamente propio.
Su obra, señaló, se apartaba de las tendencias literarias de la época, una exploración sincera y auténtica del sufrimiento humano.
En una reseña de blog, su obra incluso fue comparada con una versión moderna de Los Miserables por su profundo humanismo: su capacidad para rescatar a sus personajes de la miseria y reparar su memoria.
Las historias que contiene, como la conmovedora “Bajo la Lluvia” y la visceral “La Pasión de Mallías González”, se ambientan en los paisajes rurales de su juventud o en los barrios urbanos marginados poblados por personas desplazadas.
Sus personajes son imperfectos, marcados por la tragedia, pero rebosan de una humanidad desafiante.
Escribió sobre Nonona, la mujer condenada al ostracismo por ser bruja que abraza su identidad bajo la lluvia; sobre Mallías, un hombre que lucha contra una enfermedad mental en un barrio marginal abarrotado; y sobre Eugenio Torres, un joven homosexual brutalizado por su identidad.
UNA VOZ PARA LOS SIN VOZ
Altagracia fue una mujer de profunda fe cristiana, como confirma Máximo Vega, pero su compasión se extendió a todos los diferentes o marginados.
Sus historias son testimonios inquebrantables de la marginalidad social, el desarraigo cultural y la desesperación humana.
No romantizó la pobreza; la reveló con honestidad y la dignificó dándole voz.
Su valentía literaria fue reconocida con nuevos galardones, incluyendo una Tercera Mención en el Concurso de Cuentos de Radio Santa María de 2012 por “La Cid Campeadora” y una Mención Honorífica en 2013 por “Mi belly dance.”
Si bien escribir ficción era su pasión, simultáneamente desarrolló una brillante carrera periodística.
Colaboró con el periódico más prestigioso del país, Listín Diario, en secciones para sus publicaciones Ritmo Social y Oh Magazine, así como también las revistas literarias Mythos y CriticArte.
Fue miembro activo de la escena literaria santiaguera, participando en el Taller de Narradores de Santiago y el Ateneo Insular.
ÚLTIMOS AÑOS Y HOMENAJES PÓSTUMOS
Alrededor de 2008, Altagracia se mudó a Eslovaquia. Desde Europa, continuó escribiendo con acento dominicano; su obra estaba impregnada de la nostalgia del exilio.
En agosto de 2020, tras una lucha contra el cáncer, desconocida para muchos de sus colegas, falleció.
La noticia conmocionó a la comunidad literaria, el repentino silenciamiento de una voz que aún tenía mucho que decir.
Sin embargo, su voz no se extinguió. Su legado se preserva y celebra activamente. En junio de 2021, la antología poética Archipiélago Inverosímil, que presenta a poetas dominicanos en Europa, se dedicó a su memoria.
Durante la presentación, se guardó un minuto de silencio y la académica Mónica Manríquez leyó uno de sus poemas en homenaje póstumo.
En un emotivo momento que cerró el círculo, la Feria Provincial del Libro de 2022 de su natal Santiago Rodríguez le rindió un premio póstumo.
La placa reconoció sus grandes contribuciones y su legado literario, así como su papel en motivar a sus conciudadanos a adentrarse en este género literario.
Su último deseo fue regresar a su tierra natal. En 2021, sus cenizas fueron trasladadas a la República Dominicana y sepultadas en el cementerio de Santiago Rodríguez, la tierra que la forjó.
CONCLUSIÓN
Altagracia Pérez Pytel fue una intelectual integral, una artista que usó la palabra como oficina y como trinchera.
Su obra es un testimonio del poder de la literatura para transformar el dolor en conciencia y la desgracia en memoria colectiva.
Si bien su obra publicada se encuentra en un único y extraordinario libro, su impacto es inconmensurable.
Su voz, como último homenaje, no estaba ligada a un mapa, sino a un pueblo interior, a una conciencia insular que la acompañó siempre.
Sigue siendo una escritora imprescindible, una figura permanente en el corazón de las letras dominicanas.
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