Las fuerzas de seguridad guatemaltecas utilizaron el domingo palos y gases lacrimógenos para hacer retroceder a una gran caravana de migrantes con destino a Estados Unidos.
Entre 7.000 y 8.000 migrantes, incluidas familias con niños pequeños, ingresaron a Guatemala desde el viernes, dicen las autoridades, huyendo de la pobreza y la violencia en una región golpeada por la pandemia de coronavirus y huracanes consecutivos en noviembre.
Una gran parte de la caravana se enfrentó la madrugada del domingo con funcionarios de seguridad guatemaltecos, unos 3.000 de los cuales se habían reunido en la aldea de Vado Hondo, a unos 55 kilómetros (34 millas) de las fronteras de Honduras y El Salvador.
La pandemia de coronavirus ha golpeado la economía de Honduras, que el año pasado sufrió su peor contracción registrada.
El gran contingente de oficiales de seguridad guatemaltecos logró evitar que los migrantes avanzaran más allá de Vado Hondo, y tal vez la mitad de las personas en la caravana se dispersaron hacia las colinas cercanas o regresaron por donde vinieron, según testigos.
Las autoridades enviaron autobuses y camiones para los migrantes que querían regresar a casa voluntariamente.
La negativa del presidente Alejandro Giammattei a permitir el paso de las caravanas es por temor a que pudieran propagar el COVID-19.
Incluso si los migrantes pasan, México se está preparando para detenerlos en su frontera sur con cientos de fuerzas de seguridad, argumentando que debe contener la propagación del virus.
Las autoridades guatemaltecas dijeron que luego de administrar pruebas de coronavirus, 12 hombres y 9 mujeres dieron positivo por COVID-19.
Entre el viernes y el sábado, Guatemala había enviado de regreso a casi 1.000 migrantes que ingresaban desde Honduras, dijo el gobierno guatemalteco, mientras la caravana intentaba avanzar hacia México.
El sábado por la noche, el Ministerio de Relaciones Exteriores mexicano presionó a las autoridades centroamericanas para detener el avance de la caravana, señalando la necesidad de contener la propagación del COVID-19.
México, dijo, estaba comprometido con la migración ordenada y regulada y se opondría a cualquier forma de entrada no autorizada.
La primera caravana de migrantes del año llega menos de una semana antes de que Biden asuma el cargo el miércoles y promete adoptar un enfoque más humano de la migración que Trump.
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