El 15 de marzo de 2025, el mundo quedó atónito cuando Estados Unidos lanzó ataques aéreos contra objetivos rebeldes hutíes en Yemen.
Sin embargo, lo que hizo este evento particularmente impactante fue la revelación de que altos funcionarios de la administración Trump habían filtrado detalles militares cruciales sobre estos ataques a la revista *The Atlantic* apenas horas antes de que ocurrieran.
El editor jefe de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, reveló que lo habían añadido inadvertidamente a un chat grupal privado en la aplicación de mensajería cifrada Signal, donde altos funcionarios discutían las inminentes acciones militares.
¿QUÉ SUCEDIÓ?
El incidente ocurrió cuando Goldberg recibió una solicitud de conexión de alguien que decía ser Michael Waltz, asesor de Seguridad Nacional de EE. UU., el 11 de marzo de 2025.
Inicialmente escéptico sobre la autenticidad de la solicitud, Goldberg la aceptó, creyendo que podría ser una solicitud legítima.
Dos días después, se encontraba en un chat grupal llamado “Grupo pequeño de PC hutí”, que incluía a 18 miembros, entre ellos el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el vicepresidente, J.D. Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio.
El chat comenzó el 13 de marzo, con Waltz informando al grupo sobre la coordinación de las acciones militares contra los hutíes.
El 15 de marzo, a las 11:44 a. m., Hegseth envió una “ACTUALIZACIÓN DEL EQUIPO” con detalles operativos de los ataques planeados, incluyendo objetivos específicos y la secuencia de los eventos.
Los ataques aéreos comenzaron poco después, causando al menos 53 víctimas, incluidos niños.
FIGURAS CLAVES INVOLUCRADAS
El chat grupal era un auténtico “quién es quién” del equipo de seguridad nacional de la administración Trump:
– Michael Waltz: Asesor de Seguridad Nacional que inició el chat grupal.
– Pete Hegseth: Secretario de Defensa, quien presuntamente filtró los detalles operativos.
– JD Vance: Vicepresidente, quien expresó su preocupación por las posibles repercusiones de la acción militar en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Europa.
– Marco Rubio: Secretario de Estado, cuya participación se infirió de los registros de chat.
– Tulsi Gabbard: Directora de Inteligencia Nacional, también se infirió que participó en la discusión.
– Scott Bessent: Secretario del Tesoro, o alguien que se hizo pasar por él.
– John Ratcliffe: Director de la CIA, cuyos mensajes insinuaron operaciones de inteligencia en curso.
– Stephen Miller: Asesor de Seguridad Nacional, cuya presencia también se infirió.
– Joe Kent: Candidato a dirigir el Centro Nacional Antiterrorista.
REACCIONES DE FIGURAS CLAVES
La filtración provocó una respuesta rápida y variada de líderes políticos y comentaristas:
– Donald Trump: Inicialmente afirmó desconocer el incidente, expresando su desprecio por *The Atlantic*.
Posteriormente declaró: “No sé nada al respecto”, confundiendo la filtración con un intento de socavar la operación militar.
– Pete Hegseth: Negó que se compartieran planes de guerra y calificó a Goldberg de periodista “engañoso y muy desacreditado”.
– Hakeem Jeffries: Líder de la minoría de la Cámara de Representantes, calificó la filtración de “completamente indignante” y exigió una investigación exhaustiva.
– Chuck Schumer: Líder de la minoría del Senado, describió el incidente como una de las “filtraciones de inteligencia militar más impactantes” que jamás había visto.
– Chris Coons: Senador de Delaware, exigió audiencias de supervisión y rendición de cuentas, enfatizando la posible violación de la Ley de Espionaje.
– Hillary Clinton: Expresó su incredulidad ante el incidente en redes sociales, cuestionando la competencia de los funcionarios involucrados.
IMPLICACIONES Y PREOCUPACIONES
El Consejo de Seguridad Nacional confirmó la autenticidad del chat e inició una revisión sobre cómo se agregó a Goldberg al grupo.
El incidente generó serias preocupaciones sobre la seguridad operativa y la posible violación de las leyes de registros públicos, ya que los mensajes estaban configurados para eliminarse automáticamente.
Los críticos argumentaron que discutir operaciones militares sensibles en una plataforma no segura como Signal era imprudente y podría haber puesto en peligro vidas estadounidenses.
El informe de Goldberg destacó la gravedad de la situación, sugiriendo que si los asesores principales del presidente Trump utilizaron sistemas no seguros para discutir planes militares, esto representó una violación impactante de los estándares para compartir información clasificada.
Es probable que las repercusiones de este incidente repercutan en Washington, lo que provocará demandas de rendición de cuentas y una reevaluación de los protocolos de comunicación dentro del gobierno.
CONCLUSIÓN
La filtración de los planes de guerra de Yemen sirve como un duro recordatorio de las vulnerabilidades en las comunicaciones de seguridad nacional y las posibles consecuencias de compartir información descuidadamente.
A medida que avancen las investigaciones, las implicaciones de esta filtración probablemente influirá en el debate sobre las operaciones militares y los protocolos que las rigen en el futuro.