Finanzas de magistrados de la Corte Suprema reveladas, generan cuestionamientos éticos y de transparencia

El año 2023 vio una avalancha de revelaciones sobre los tratos financieros de los jueces de la Corte Suprema, lo que provocó un renovado escrutinio sobre la ética y la transparencia dentro del tribunal más alto del país. 

Las declaraciones financieras anuales, publicadas el viernes, revelaron una curiosa mezcla de obsequios lujosos, acuerdos lucrativos para libros y una sombra persistente de controversia en torno a algunos de los jueces.

La revelación más notable involucró al juez Clarence Thomas, quien ya estaba bajo fuego por no revelar los viajes de lujo pagados por el mega donante republicano Harlan Crow durante muchos años. 

Thomas reconoció tardíamente dos viajes de 2019 en su divulgación: una estadía en un hotel de Bali y una visita a un club privado en el condado de Sonoma, California, ambos financiados por Crow. 

Esta admisión se produjo después de que la investigación de ProPublica, ganadora del Pulitzer, descubriera extensos acuerdos de viaje entre Thomas y Crow, incluidos vuelos en jet privado y viajes de isla en isla en el superyate de Crow.

La revelación provocó una reacción inmediata, y muchos críticos argumentaron que la omisión inicial de Thomas fue deliberada y una clara violación de los estándares éticos. 

El senador Jeff Merkley (D-Ore.) expresó su preocupación en las redes sociales y afirmó: “Un titular tras otro sobre los jueces de la Corte Suprema que aceptan lujosas vacaciones y obsequios increíblemente caros seguramente erosionará la confianza en la corte. Necesitamos aprobar la Corte Suprema. Ley de Ética, Recusación y Transparencia Judicial y hacer cumplir un verdadero código de ética.”

En el otro extremo del espectro, la jueza Ketanji Brown Jackson, la primera mujer negra en la Corte Suprema, informó haber recibido cuatro entradas para un concierto de Beyoncé valoradas en 3.700 dólares, un regalo de la propia estrella del pop. 

La revelación generó una reacción más ligera: la portavoz de la Corte Suprema, Patricia McCabe, hizo referencia en broma a una canción de Beyoncé y afirmó: “La jueza Jackson está locamente enamorada de la música de Beyoncé. ¿Quién no?

La revelación de Jackson también incluyó un considerable adelanto de 893.750 dólares para el libro de sus próximas memorias, “Lovely One”, que se publicarán en septiembre. 

Esta cifra fue la mayor entre los cuatro jueces que informaron ingresos considerables por negocios de libros, eclipsando los anticipos recibidos por el juez Brett Kavanaugh (340.000 dólares) y el juez Neil Gorsuch (250.000 dólares).

Mientras tanto, la jueza Sonia Sotomayor informó haber recibido regalías de casi 90.000 dólares, junto con un pequeño pago por dar voz a un personaje en el programa infantil animado “Alma's Way”.

Estas revelaciones revelaron la naturaleza lucrativa de la publicación de libros para los jueces de la Corte Suprema, quienes pueden ganar sumas sustanciales además de sus salarios oficiales. 

Mientras que algunos, como Gabe Roth, director ejecutivo de Fix the Court, argumentaron que la práctica en sí no compromete la ética, otros expresaron preocupaciones sobre posibles conflictos de intereses y la posibilidad de que los jueces utilicen su plataforma para promocionar sus libros.

Además de las ofertas de libros y los obsequios, las divulgaciones también destacaron la participación de los jueces en varios eventos, conferencias y conmemoraciones históricas. Estos eventos suelen implicar gastos de viaje que son reembolsados ​​por las organizaciones patrocinadoras.

Sin embargo, las declaraciones financieras están lejos de ofrecer una imagen completa de las finanzas de los jueces. 

No están obligados a revelar el valor de sus viviendas ni los salarios de sus cónyuges. 

Esta falta de transparencia ha alimentado los constantes llamados a un código de conducta vinculante para la Corte Suprema, y ​​los críticos argumentan que el código actual, autoaplicado, es inadecuado y no va lo suficientemente lejos para garantizar un comportamiento ético y transparencia.

En respuesta a la creciente presión, la Corte Suprema adoptó su primer código de conducta en noviembre de 2023. 

Este documento, si bien fue un paso adelante, fue criticado por muchos por carecer de un mecanismo de aplicación. 

La ausencia de un código vinculante y un sistema para investigar posibles violaciones éticas sigue siendo una fuente importante de discordia y un tema de acalorado debate.

Las declaraciones financieras de 2023 comprueban los desafíos actuales que enfrenta la Corte Suprema en términos de transparencia y rendición de cuentas. 

Si bien el tribunal ha tomado algunas medidas para mejorar sus estándares éticos, las revelaciones en torno a los tratos financieros de los jueces continúan alimentando llamados para reformas más estrictas. 

El futuro del panorama ético de la corte sigue siendo incierto, pero una cosa está clara: el público está prestando más atención que nunca.

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