Muere el receptor de un trasplante de riñón de cerdo: el futuro del xenotrasplante es incierto

El mundo médico se vio sacudido el sábado con el anuncio de la muerte de Richard “Rick” Slayman, la primera persona en recibir un trasplante de riñón de cerdo genéticamente modificado. 

Slayman, un hombre de 62 años de Weymouth, Massachusetts, falleció casi dos meses después del innovador procedimiento en el Hospital General de Massachusetts (MGH) en Boston. 

Esta noticia repercutió en la comunidad científica y dejó a muchos preguntándose sobre el futuro de los xenotrasplantes.

El viaje de Slayman comenzó años antes. Le diagnosticaron una enfermedad renal terminal y recibió un trasplante de riñón humano en 2018, lo que le ofreció un respiro de la agotadora rutina de la diálisis. 

Sin embargo, después de cinco años, el riñón trasplantado comenzó a fallar, lo que lo obligó a volver a someterse a diálisis. 

Su estado empeoró, requiriendo frecuentes sesiones de diálisis, y sus médicos sugirieron una solución radical: un trasplante de riñón de cerdo.

La cirugía, aclamada como un “hito importante” en marzo de 2024, utilizó un riñón de un cerdo genéticamente modificado desarrollado por eGenesis, una empresa de biotecnología con sede en Cambridge, Massachusetts. 

Estos cerdos fueron diseñados para eliminar genes que podrían dañar a un receptor humano e incorporar genes humanos para una mejor compatibilidad. 

Incluso fueron modificados para inactivar virus inherentes a los cerdos que potencialmente podrían infectar a los humanos.

El equipo de trasplante, dirigido por el Dr. Tatsuo Kawai, se mostró optimista y creía que el riñón de cerdo podría funcionar durante al menos dos años. 

La cirugía fue recibida con aplausos en el quirófano, lo que marcó un paso monumental en el campo de los xenotrasplantes, el trasplante de células, tejidos u órganos vivos de una especie a otra.

Después del trasplante, Slayman ya no necesitó diálisis, lo que indica el éxito inicial del procedimiento. 

Fue dado de alta del hospital en abril, imbuido de una nueva esperanza. En sus propias palabras, Slayman vio el procedimiento como “una forma de brindar esperanza a las miles de personas que necesitan un trasplante para sobrevivir”.

Trágicamente, la vida de Slayman terminó truncada, dejando un vacío en los corazones de su familia y de la comunidad médica. 

MGH emitió un comunicado expresando su profunda tristeza, enfatizando que “no había indicios” de que su muerte fuera causada por el trasplante.

La familia de Slayman, aunque lamentaba la pérdida de su amado Rick, expresó una inmensa gratitud por el tiempo extra que les brindó el trasplante. 

“Sus enormes esfuerzos al liderar el xenotrasplante le dieron a nuestra familia siete semanas más con Rick, y los recuerdos creados durante ese tiempo permanecerán en nuestras mentes y corazones”, decía su declaración. 

También destacaron sus motivaciones altruistas y dijeron: “Rick logró ese objetivo y su esperanza y optimismo perdurarán para siempre”.

EGenesis, la empresa responsable del cerdo genéticamente modificado, calificó a Slayman de “verdadero pionero” y prometió continuar sus investigaciones en su honor. 

“Estamos profundamente agradecidos con el señor Slayman y su familia y honraremos su legado y su invaluable contribución a la ciencia y la medicina continuando nuestros esfuerzos para promover los xenotrasplantes para los millones de pacientes en todo el mundo que necesitan órganos que les salven vidas”, declaró su declaración.

La muerte de Slayman, si bien es un revés, subraya las complejidades de los xenotrasplantes. A pesar del éxito inicial, todavía quedan muchas incógnitas en este floreciente campo. 

La comunidad médica continúa lidiando con las complejidades del rechazo de órganos, la viabilidad a largo plazo de los órganos animales en humanos y las consideraciones éticas que rodean el uso de animales para beneficio humano.

La historia de Richard Slayman es un testimonio del potencial de los xenotrasplantes, pero también de los desafíos que tenemos por delante. 

Su legado está entrelazado con la esperanza de un futuro en el que la escasez de órganos sea cosa del pasado, pero el camino para hacer realidad esa visión sigue siendo largo y arduo.

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