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El número de muertos supera los 400 en el caso de la secta del hambre en Kenia

El número de muertos en Kenia vinculado a un culto del fin del mundo que practicaba la inanición para “conocer a Jesús” ha aumentado a más de 400, con más de 600 aún desaparecidos, según las autoridades.

La exhumación de otros 16 cuerpos el martes elevó el número de muertos a 419. El ejercicio de exhumación se encuentra en la cuarta fase. 

Las autoridades han exhumado la mayoría de los cuerpos del bosque en el sureste de Kenia desde abril, y la investigación está en curso. Han rescatado a 95 personas, mientras que los detenidos son 37.

El culto, dirigido por el pastor Paul Nthenge Mackenzie, creía que el hambre los llevaría a Jesús y que resucitarían como ángeles.

Según los informes, se alentó a los miembros del culto a ayunar durante largos períodos de tiempo, y muchos de ellos murieron como resultado del hambre y la deshidratación.

La investigación sobre el culto comenzó después de que varios miembros fueran reportados como desaparecidos en 2022.

La policía descubrió una fosa común que contenía más de 100 cuerpos en el recinto donde se encontraba la secta, y las investigaciones posteriores llevaron al descubrimiento de más cuerpos en otros lugares.

El 21 de junio pasado, las autoridades confirmaron la muerte de Joseph Buyuka, una de las personas detenidas por la muerte de los seguidores de la secta. Buyuka murió tras una huelga de hambre de 10 días bajo custodia policial.

Buyuka estaba entre las 30 personas, incluida Mackenzie, que fueron arrestadas en relación con la muerte de los seguidores de la iglesia.

El gobierno de Kenia ha sido criticado por su lenta respuesta al culto, y algunos acusan a los funcionarios de ignorar las advertencias sobre el grupo.

Algunas familias han culpado a las autoridades por no tomar medidas antes, lo que podría haber evitado el alto número de muertos.

Los supervivientes de la secta también luchan por aceptar lo sucedido. Muchos de ellos todavía están traumatizados y débiles después de haber sido rescatados del culto.

Los sobrevivientes del culto ahora enfrentan cargos de intento de suicidio, lo que ha agregado otra capa de complejidad al caso.

El gobierno ha prometido tomar medidas contra la secta y sus líderes, y varios miembros ya enfrentan cargos.

El presidente William Ruto prometió intervenir en los movimientos religiosos locales de Kenia, y ha puesto de relieve los esfuerzos fallidos para regular las iglesias y cultos sin escrúpulos que han incursionado en la delincuencia.

Si se los encuentra culpables, el líder de la secta y los miembros podrían enfrentar las siguientes sentencias máximas:

Pastor Paul Nthenge Mackenzie: Los cargos en su contra incluyen terrorismo, asesinato, secuestro y crueldad hacia los niños. La sentencia máxima por terrorismo en Kenia es cadena perpetua. La sentencia máxima por asesinato en Kenia es la pena de muerte.

Los supervivientes de la secta se enfrentan a cargos de intento de suicidio.  El intento de suicidio se considera un delito menor según el código penal de Kenia, punible con una multa o una pena de prisión de hasta dos años.

Es importante señalar que las sentencias reales dictadas por el tribunal pueden variar según las circunstancias específicas del caso y la discreción del juez. 

La investigación está en curso y las autoridades continúan buscando más cuerpos en el bosque de Shakahola en el este de Kenia.

La tragedia ha provocado indignación e incredulidad tanto en Kenia como en todo el mundo. Muchos han expresado su conmoción de que tal culto pueda existir en la era moderna y han pedido una mayor conciencia y educación sobre los peligros de tales grupos.

El incidente también ha planteado preguntas sobre el papel de la religión en la sociedad y la necesidad de una mayor regulación y supervisión de las organizaciones religiosas.

La investigación sobre el culto está en curso y las autoridades han prometido llevar a los responsables ante la justicia.

La tragedia sirve como un claro recordatorio de los peligros del extremismo y la necesidad de una mayor vigilancia para identificar y combatir a esos grupos. Se espera que las lecciones aprendidas de esta tragedia ayuden a prevenir incidentes similares en el futuro.

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