Beryl se formó como una depresión tropical aparentemente ordinaria en el Océano Atlántico comenzando una transformación rápida y sin precedentes el 28 de junio, convirtiéndose en el primer huracán de categoría 5 de la temporada, y el más temprano registrado.
El huracán Beryl conmocionó a meteorólogos y científicos, convirtiéndose en un recordatorio crudo y aterrador de la creciente amenaza que plantea el cambio climático.
La rápida intensificación de la tormenta, que tardó menos de 42 horas en alcanzar la categoría 5, fue una señal escalofriante de los tiempos.
“Es difícil comunicar lo increíble que es esto”, escribió Brian McNoldy, científico atmosférico de la Universidad de Miami, destacando la naturaleza sin precedentes del evento.
Los furiosos vientos de Beryl, que superaron las 165 mph, azotaron el Caribe, dejando un rastro de devastación a su paso.
Granada, San Vicente y las Granadinas y Union Island sufrieron la peor parte del impacto inicial, con informes de daños generalizados y múltiples muertes.
Dickon Mitchell, Primer Ministro de Granada, describió un panorama sombrío de Carriacou, una isla de Granada, y la describió como “aplanada” por la tormenta.
“Literalmente no queda vegetación en ninguna parte de la isla de Carriacou”, dijo, destacando el impacto catastrófico en el medio ambiente.
Luego, la tormenta puso su mirada en Jamaica, donde el primer ministro Andrew Holness instó a los residentes a tomar en serio la amenaza y les aconsejó que evacuaran a zonas más seguras.
La isla experimentó cortes de energía generalizados e inundaciones, con informes de edificios dañados y árboles caídos.
“Es terrible. Todo ha desaparecido. Estoy en mi casa y asustado”, dijo Amoy Wellington, residente de una comunidad agrícola rural en la parroquia sureña de St. Elizabeth.
La destrucción de Beryl se extendió más allá del Caribe, impactando el norte de Venezuela, donde tres personas murieron y varias desaparecieron debido a las fuertes lluvias e inundaciones.
El presidente Nicolás Maduro informó que la vicepresidenta Delcy Rodríguez se encontraba entre los heridos cuando una delegación gubernamental fue golpeada por la caída de un árbol mientras inspeccionaba los daños causados por la tormenta.
A medida que Beryl continuaba hacia el oeste, se predijo que su camino incluiría las Islas Caimán y luego la Península de Yucatán en México, lo que generó preocupación y preparación generalizadas.
En Cancún, un importante centro turístico, los residentes se apresuraron a abastecerse de suministros, temiendo el impacto de la tormenta.
La increíble intensidad de la tormenta, que ocurrió tan temprano en la temporada, sorprendió a los científicos.
Atribuyeron el desarrollo récord a una combinación de factores, en particular las temperaturas oceánicas cálidas sin precedentes impulsadas por el cambio climático.
“Sabemos que a medida que calentamos el planeta, también estamos calentando la temperatura de la superficie del mar”, explicó Andra Garner, profesora asistente de la Universidad Rowan en Estados Unidos.
“Y sabemos que esas cálidas aguas oceánicas son una fuente crítica de combustible para los huracanes”, añadió.
El calor de las aguas, que han alcanzado niveles récord desde marzo de 2023, proporciona una enorme oleada de energía para alimentar tormentas como Beryl.
“Cuando calentamos el planeta con nuestras emisiones de combustibles fósiles, aumentamos la probabilidad de que tengamos esas aguas oceánicas cálidas que pueden permitir que una tormenta como Beryl realmente se desarrolle e intensifique rápidamente”, dijo Garner, enfatizando la importancia crucial papel de la actividad humana como combustible para estas intensas tormentas.
El fin del patrón climático de El Niño en abril, que normalmente actúa como freno de las tormentas del Atlántico, no hizo más que amplificar aún más la amenaza.
Dado que se espera la transición a La Niña más adelante este año, los científicos anticipan que se avecinan tormentas aún más intensas.
“El huracán Beryl sienta un precedente de lo que tememos que será una temporada de huracanes muy, muy activa y muy peligrosa, que afectará a toda la cuenca del Atlántico”, advirtió Ko Barrett, subsecretario general de la Organización Meteorológica Mundial.
La agencia meteorológica estadounidense NOAA ya ha emitido un pronóstico récord para la temporada de huracanes, prediciendo entre cuatro y siete huracanes importantes, de categoría tres (111 mph) o superior, entre junio y noviembre.
La llegada del huracán Beryl es un potente recordatorio de los crecientes peligros que plantea un mundo en calentamiento.
A medida que el cambio climático continúa alterando los patrones climáticos, se prevé que aumente la frecuencia e intensidad de las tormentas severas, poniendo en riesgo a millones de personas en todo el mundo.
La necesidad de abordar el cambio climático y mitigar sus devastadoras consecuencias es más urgente que nunca.
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