El comediante Tony Hinchcliffe, telonero de la campaña presidencial de Donald Trump, hizo comentarios despectivos y racistas que eclipsaron el mensaje del candidato republicano durante un mitin en el Madison Square Garden el domingo
El evento, que pretendía ser el argumento final de Trump ante los votantes nueve días antes de las elecciones, se convirtió en un espectáculo de odio y controversia.
Hinchcliffe bromeó diciendo que Puerto Rico era una “isla flotante de basura”, lo que desató la indignación y la condena inmediatas tanto de los demócratas como de algunos republicanos.
Los comentarios de Hinchcliffe, que también incluyeron comentarios ofensivos sobre los latinos, los negros y los judíos, fueron vistos ampliamente como un reflejo de la retórica divisiva que ha caracterizado la carrera política de Trump.
Si bien la campaña de Trump se distanció rápidamente de la “broma” de Hinchcliffe, otros oradores del mitin también hicieron declaraciones incendiarias, lo que creó un patrón inquietante de intolerancia.
La campaña de Harris aprovechó la oportunidad para contrastar su enfoque con el de Trump, destacando su compromiso de apoyar a Puerto Rico.
Cabe destacar que la “broma” podría tener un impacto político significativo en Pensilvania, un estado clave con una importante población puertorriqueña.
La megaestrella Bad Bunny amplificó el mensaje de Harris al compartir su compromiso con Puerto Rico con sus 45 millones de seguidores en Instagram, y otros artistas puertorriqueños siguieron su ejemplo.
El mitin en el Madison Square Garden fue un microcosmos del movimiento MAGA, con apariciones de figuras controvertidas como Hulk Hogan, Tucker Carlson y Elon Musk.
Si bien Trump intentó transmitir un mensaje de esperanza y unidad, el evento finalmente se vio eclipsado por la retórica odiosa de sus partidarios.
El mitin ha sido ampliamente criticado como un paso en falso político de Trump, que podría alejar a los votantes moderados en los últimos días de la campaña.
Si bien algunos republicanos defendieron los comentarios como bromas, otros expresaron su preocupación de que el evento dañaría la imagen del partido.
Los demócratas han denunciado la manifestación como una peligrosa muestra de fascismo y odio, y la han comparado con una manifestación pro nazi celebrada en el mismo lugar en 1939.
Han pedido a los votantes que rechacen la retórica divisiva de Trump y adopten el mensaje de inclusión de Harris.
El incidente ha provocado una conversación más amplia sobre el papel del racismo y la misoginia en la política estadounidense, destacando la urgente necesidad de un discurso más civilizado y respetuoso.